miércoles, 5 de septiembre de 2012

Eres lo más bonito que tengo alrededor.


# Me resulta inevitable, completamente inevitable no sentirme así. Quizás el amar por encima de tantas capacidades y prejuicios, de tantas envidias y realidades envueltas con mentiras, quizás no todos puedan sentirse así, quizás no todos corran la misma suerte. Pero como yo sí corro el riesgo de sentirme así, quiero que lo sepáis. Que siempre aparece con esa puta sonrisa, siendo el único hecho correlativo que hace que todo parezca fácil. Que no me importan los abrazos, o las miradas desconocidas. Unos cuantos me dirán que me ven mejor y otros pocos me criticarán por el hecho de ser yo misma. Pero lo de él es diferente. Que no cambio por nada esa medida de abrazo justita, que me hace daño en las costillas, me corta la respiración y me deja la típica cara de tonta, con la típica sonrisa de una chica de diecisiete años enamorada, hasta las trancas. No sé cómo cojones lo hace, pero lo que sí sé, es que es el único capaz de conseguirlo. Que con sus brazos rodeando mi cintura cada domingo, o un martes cualquiera en París, estoy más que servida. Que no hay día en el que no vea sus ojos verdes con tonos marrones entre la mirada de la gente. Y os puedo asegurar que no existe sensación más increíble, que cuando fabrica mapas con los lunares de mi espalda, cuando me roba besos mientras me hago la dormida, o que no hayan inventado nada mejor que sus piernas entrelazadas con las mías, para cuando haga frío. Sí, esa sensación... Que le mande un vídeo de Lucas y Sara y me diga por whatsapp: -Sabes que pasa neni? Y en ese momento tener los latidos en vilo, pensando en que lo que está escribiendo, romperá mis esquemas, volverá a perderme como en esas otras muchas veces anteriores y me diga: Que nuestra historia es mucho mejor, no crees? Y saber que no hay nada mejor, que tenerle, que poder contar con él. Que me abrace cuando todo valla bien, y me empuje cuando todo valla como el culo. Que cuando me pierda, me encuentre. Que me bese la frente como diciéndome, estoy aquí. Y que me diga que soy una cría caprichosa, una inmadura, pero con una sonrisa, por la que alguien se levantaría todos los putos días. Que me vea guapa a las ocho de la mañana de un lunes cualquiera de resaca. Y que me haga reír a carcajadas, de esas que hacen que me duela la barriga, cuando más enfadada esté. Que tiene sus fallos, sí, no es perfecto como lo describo, es más, es tan imperfecto, que no puedo describirlo ni tan si quiera un ápice a como es de verdad. Que va, uuuf, eso es algo prácticamente imposible. Que no le cambio por nada, por nada de este maldito mundo. Con sus idas y venidas, con sus locuras y sus momentos cuerdos, de lucidez, de esa felicidad infinita...A ver, como explicarlo, sí... ¿Cómo esa sensación que se siente justo después de hacer el amor? Sí, esa que te entra por la espalda, llega a tu cerebro y te dibuja una sonrisa de oreja a oreja inexplicablemente; ¿esa sensación, que por muy feo que sea lo que te digan en ese momento, no importa,  porque todo te parece demasiado perfecto? pues esa.


Puede que muchos no lo entendáis, pero, creerme que es la mejor sensación del mundo; como tirarse al vacío sin pensar en lo que viene después, como dejándote llevar, como en el aire, sin ver, ni oír, ni degustar, ni oler, sólo limitándote a sentir, a dejarte ser en ese momento, la otra persona. Pues eso es lo más parecido a sentirse a enamorado. Eso es lo más parecido a sentirse como yo hago justamente en este momento.


Siempre;

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