viernes, 7 de diciembre de 2012

Eres infinita.

‎# Como diamantes en el cielo. Pasan los días y con ellos el transcurrir de las horas. Últimamente no encuentro la diferencia entre un sábado y un lunes y las razones para sonreír están alcanzando su periodo de máxima escasez. Hoy quiero escribir a cerca de ella. A cerca de lo más grande y a la vez más infinito que hace que mi vida sea dichosa. No la cambio por nada, por nadie. A día de hoy me ha enseñado todo lo que sé, desde sonreír cuando todo vaya mal a llorar cuando más lo necesite. No habría espacios suficientes, medidas existentes capaces de determinar el valor incalculable que apenas la alcanza. Pienso que tengo una vida entera en deuda con ella, con ella y con todo aquello que la forma. Cada día aprendo a sobrevivir de una manera diferente a la anterior. Cada día me hace fuerte al sonreír, al sonreír en estos tiempos tan lóbregos y difíciles. Es mi mayor ejemplo a seguir, la musa de mis letras mas exquisitas. Le debo todos mis triunfos y mis metas alcanzadas. Le debo la vida y con ella sus experiencias que hoy en día, me hacen ser alguien en cualquier parte del mundo. Hoy vengo a hacer al tiempo deleite de todo sueño inalcanzable como a día de hoy es el sonreír a pesar de los problemas. Aunque se que quizás nunca leas esto, hoy quiero decirte mamá, que eres todo cuanto sueño por conservar toda mi vida. Quiero decirte que aunque los días pasen siempre seguiré siendo esa niña pequeña a la que el mundo le aterroriza. Hoy quiero decirte mamá que ahí fuera nos esperan miles de ilusiones esperando descubrirnos. Que estoy contigo a muerte, aunque las fuerzas desfallezcan y fallen los sentidos, estoy aquí. CONTIGO. Que eres inmensamente inquebrantable, fascinante hasta carecer de lucidez en estos tiempos abismales. Quiero que sepas que no sé ser sin ti. Que te amo por encima del entendimiento, por encima de lo factible. Que me encanta arroparte cada noche porque es el momento en que pareces más pequeña y a la vez tan amable. Que me encanta que no puedas vivir sin las cervezas "lager" del día o sin esas aceitunas "machás" que te vuelven loca. Que me encanta que cuando menos me lo espere me hagas reír con tus momentos de pavo repentino a las ocho de la mañana o que hayas cogido por costumbre quedarte dormida cada noche en el sofá. Que ne abraces de esa forma en la que el tiempo parece un dulce espectador de la obra maestra jamás vista o que te enfades porque sea una caprichosa presumida. Que me escuches como llevas haciendo estos dieciocho años sin cansarte, siempre al pie del cañón pero que sobre todo, nunca olvides, por nada del mundo, que muchas personas necesitamos tu sonrisa para ser felices vale? Gracias por colmar mi vida de instantes únicos y magníficos. Gracias por ser tú la que siempre está para levantarme. La que siempre está para demostrarme que la vida también tiene sus partes bellas. Porque eres lo más grande hasta morir, porque eres increíble y pase lo que pase, no pienso faltarte nunca ¿vale? A mi madre Juana Sayago Vázquez, mi razón de ser, mi mejor amiga y alguien infinitamente extraordinaria. Te quiero mamá.

martes, 18 de septiembre de 2012


# Dieciocho. El mes dieciocho, en el día dieciocho. Una llamada a las 00:00, no lo esperaba, creerme que no. Su voz, al otro lado del teléfono, y repentinamente un cúmulo de sensaciones indefinidas por segundos. Como aquella primera vez en los bancos de abajo de mi casa. Inimaginable. Como si miles de voltios corriesen apresuradamente con una única meta, mi corazón. Hace tiempo que no hay imposibles. Hace días que no existe un NO. Avanzamos como pareja, como personas, como seres. Y crecemos y crecemos, de tal manera que el mundo a nuestros pies parece más pequeño, más imperceptible. Me nombras, me besas en la distancia, me haces llorar, de esas veces en las que las palabras se quedan al filo de mi garganta sin atreverse a salir. De esas veces que me llegas, que me emocionas como nadie antes. Me tiemblan los dedos al intentar definir, percibir, algo tan inalcanzable y a la vez tan cercano. Eres impredecible, como la primera gota de una tormenta. Nunca se sabe dónde cae, pero siempre cae. Eres como un suspiro de esos a las ocho de la mañana de un mes de Enero, que cala el frío hasta los huesos. Intensamente, pero que se siente tan dentro, que por mucho que una se esfuerce no se va, siempre sigue latente esperando ser descubierto de nuevo. Esperando ser recordado. Esperando ser sentido. Como nunca. Como siempre. Me faltan latidos a la cita. A la cita de encontrarte de nuevo, entre tantos progresos y otros tantos retrocesos, pero siempre, JUNTOS.
Es la primera vez en todo este tiempo que mis dedos no saben que dirección tomar, no por miedo que va. Quizás por la ambición de abarcar algo tan exquisito. Algo tan magnífico, tan.. Único.
Puedo afirmar que en todos estos años no he tenido otra ilusión, otra meta, que quererte quizás menos de lo que hoy lo hago. Pero la cosa cambia cuando llegas tú con toda esa esencia, toda esa magia que desprendes y entonces no hay escondites o lugares donde mi corazón pueda esconderse. Es más, puedo atreverme a decirte que es él mismo quien sale a tu encuentro. Al encuentro de todo ese universo que te forma. A toda esa magnificencia que amo por encima de mi misma. De mi propia razón o principios.
Eres como la ambición de todo sueño. Siempre me quedo con ganas de ti.
Eres el todo de mi todo. Toda espectativa a tu lado empequeñece. Haces que todo sea fácil. FÁCIL. ¿Sabéis lo difícil que es eso en mi vida? Pues aún así, el llega y con una sonrisa lo consigue.
Me faltan abrazos que me permitan expresar, caricias que me permitan asemejar todo esto. Prefiero no ponerle nombre, ya que todo se le quedaría excesivamente diminuto.
Es taanto. Eres tanto Alejandro Cortés Tinoco que como te he dicho muchas veces, el día que me faltes, al minuto no sabré con qué pie empezar a volver a caminar. Eres mis manos y mis ojos. Eres más que la vida misma. Más que cualquier nombre o significado. Más que el propio verbo SENTIR. Eres mi alegría, mis ganas de vivir, de aprender, de conocer, de AMAR.
Eres lo más grande que ha podido ofrecerme la vida y lo más infinito que poseeré. Eres mi dieciocho, mi gran sonrisa eterna. Mis ganas de aspirar a más. A ser mejor persona.



Hoy seré tú y tú, serás yo.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Eres lo más bonito que tengo alrededor.


# Me resulta inevitable, completamente inevitable no sentirme así. Quizás el amar por encima de tantas capacidades y prejuicios, de tantas envidias y realidades envueltas con mentiras, quizás no todos puedan sentirse así, quizás no todos corran la misma suerte. Pero como yo sí corro el riesgo de sentirme así, quiero que lo sepáis. Que siempre aparece con esa puta sonrisa, siendo el único hecho correlativo que hace que todo parezca fácil. Que no me importan los abrazos, o las miradas desconocidas. Unos cuantos me dirán que me ven mejor y otros pocos me criticarán por el hecho de ser yo misma. Pero lo de él es diferente. Que no cambio por nada esa medida de abrazo justita, que me hace daño en las costillas, me corta la respiración y me deja la típica cara de tonta, con la típica sonrisa de una chica de diecisiete años enamorada, hasta las trancas. No sé cómo cojones lo hace, pero lo que sí sé, es que es el único capaz de conseguirlo. Que con sus brazos rodeando mi cintura cada domingo, o un martes cualquiera en París, estoy más que servida. Que no hay día en el que no vea sus ojos verdes con tonos marrones entre la mirada de la gente. Y os puedo asegurar que no existe sensación más increíble, que cuando fabrica mapas con los lunares de mi espalda, cuando me roba besos mientras me hago la dormida, o que no hayan inventado nada mejor que sus piernas entrelazadas con las mías, para cuando haga frío. Sí, esa sensación... Que le mande un vídeo de Lucas y Sara y me diga por whatsapp: -Sabes que pasa neni? Y en ese momento tener los latidos en vilo, pensando en que lo que está escribiendo, romperá mis esquemas, volverá a perderme como en esas otras muchas veces anteriores y me diga: Que nuestra historia es mucho mejor, no crees? Y saber que no hay nada mejor, que tenerle, que poder contar con él. Que me abrace cuando todo valla bien, y me empuje cuando todo valla como el culo. Que cuando me pierda, me encuentre. Que me bese la frente como diciéndome, estoy aquí. Y que me diga que soy una cría caprichosa, una inmadura, pero con una sonrisa, por la que alguien se levantaría todos los putos días. Que me vea guapa a las ocho de la mañana de un lunes cualquiera de resaca. Y que me haga reír a carcajadas, de esas que hacen que me duela la barriga, cuando más enfadada esté. Que tiene sus fallos, sí, no es perfecto como lo describo, es más, es tan imperfecto, que no puedo describirlo ni tan si quiera un ápice a como es de verdad. Que va, uuuf, eso es algo prácticamente imposible. Que no le cambio por nada, por nada de este maldito mundo. Con sus idas y venidas, con sus locuras y sus momentos cuerdos, de lucidez, de esa felicidad infinita...A ver, como explicarlo, sí... ¿Cómo esa sensación que se siente justo después de hacer el amor? Sí, esa que te entra por la espalda, llega a tu cerebro y te dibuja una sonrisa de oreja a oreja inexplicablemente; ¿esa sensación, que por muy feo que sea lo que te digan en ese momento, no importa,  porque todo te parece demasiado perfecto? pues esa.


Puede que muchos no lo entendáis, pero, creerme que es la mejor sensación del mundo; como tirarse al vacío sin pensar en lo que viene después, como dejándote llevar, como en el aire, sin ver, ni oír, ni degustar, ni oler, sólo limitándote a sentir, a dejarte ser en ese momento, la otra persona. Pues eso es lo más parecido a sentirse a enamorado. Eso es lo más parecido a sentirse como yo hago justamente en este momento.


Siempre;

lunes, 16 de julio de 2012

Somewhere with you.

# Cuando las expectativas fallan, cuando algo no sale bien, cuando las esperanzas se descosen y dejan al descubierto ese dolor escondido que creías inexistente... Es cuando te das cuenta, de que las cosas no van a cambiar, es cuando no te queda otra opción que aceptar la realidad, la cruda y dura realidad...

Fueron doce largos días sin verle, doce duros días, en los que en cada momento, me faltaba algo, esa magia que sólo él podía darle a cada cosa. Fueron nueve horas de viaje interminables, nueve horas que no pasaban, nueve horas que se hicieron eternas... Llegué a casa con el único pensamiento de verle, de estar con él, de que me viese y no dejase de saltar de alegría, de ese reencuentro esperado... Las horas pasaron rápidas, fugaces, llegaba el momento, el momento de tocar su suave piel, de que me comiese a besos, pero mientras terminaba de comer, me dijeron que le había ocurrido algo, nada grave, pero algo. Me fui a lo peor, a su inexistencia, pero no, fue sólo un desliz, un desliz del momento, pero solucionable. Llegué allí, abría la cancela, y divisé su  pequeña figura a lo lejos, sus patas blancas, como calcetines y esa colita siempre en movimiento. Me acerqué, lo llamé y cuando estaba a escasos centímetros de mí, lo comprendí, un mordisco más, ya era la tercera vez, pero era algo superficial. Le miré y una inmensa felicidad recorrió mi cuerpo, por fin juntos. Le adoraba en todos los sentidos, adoraba cada uno de sus movimientos, o de sus gestos, hacía que todo tuviese otro sentido, otro sentido que la vida se empeñaba en esconder continuamente. La tarda pasaba rápido, y conforme avanzaban los minutos, todo parecía cambiar. Había algo raro en él, algo que no conseguía entender. Fui al Carrefour, y le compré todo tipo de galletas, de esas que al comerlas se relamía, de esas que tanto le gustaban y fui al campo a bañarle. Quise resfrescarle, porque estaba algo conmocionado por el golpe, quise que fuese el mismo de siempre. Le bañamos, y le curamos las heridas, todo parecía normal, pero algo fallaba, algo había que no terminaba de encajar aquella tarde. Le ofrecí sus galletas, y no las quería, le ofrecí agua, y tampoco quería beber, su comportamiento iba descendiendo y su luz, esa que cautivaba a cualquiera, parecía apagarse por momentos. Le peinamos al sol, con los últimos rayos de aquella tarde del 11 de Julio y se tumbó con nosotros. Fui a la cocina a por agua, para ofrecerle y cuando llegué a donde estaba, se encontraba tumbado con la cabeza sobre las piernas de Alex, me senté a su lado y con timidez, le besé la frente. Le ofrecí agua de nuevo pero esta vez, en mi mano, y con sutileza, me miró, y bebió con desgana. Alex hizo lo mismo y él volvió a beber. Al cabo de unos minutos, comenzó a beber más rápidamente del recipiente del agua y mientras todas aquellas personas hablaban de cosas en las que no me reparé a pensar, volví a mirarle y me estaba mirando, pero hubo algo que me desconcertó: sangraba ligeramente por la nariz. Era algo pasajero, algo sin importancia para los demás, pero su mirada, decía totalmente lo contrario. Comenzó a dormirse, cosa muy rara en él y eso despertó todas mis alarmas. Me vestí, y le dije a Álex que lo llevásemos al veterinario. Camino del veterinario, en el coche, posó su cabeza entre mis piernas, como aquella infinidad de veces que lo hizo días antes de mi partida y comenzó a cerrar los ojos poco a poco, le acariciaba la frente para decirle que todo estaba bien. Llegados a la clínica sólo tuvimos que esperar diez minutos.Eran las ocho y cuarto de la tarde. Alex prefirió quedarse fuera, por lo que, yo entré con él. Nos atendió Yoana la veterinaria. Lo subí a aquella camilla que a él tan poco le gustaba. Le miró las heridas y le observó la nariz. Me dijo que no era nada, que la zona dañada no parecía tener nada grave. En ese momento entró Javi, el otro veterinario, le miró las heridas y me dijo que iba a darle un punto para asegurarse de que se cerraban bien. Yoana me dio unas pastillas para la pequeña hemorragia de la nariz y me dijo que el día 14, sábado, lo llevase por la mañana para ver como seguía. Bien, pensé, sólo ha sido un susto. Pagué la consulta y él mismo bajó de la camilla, me dispuse a abrir la puerta para irme, y en ese momento, justo en ese mismo instante, estornudó, pero no como otras veces, esta vez sangraba abundantemente. Comenzó a estornudar más seguidamente y de repente ante mis ojos vomitó. Fue cuando comprendí, que aquel iba a ser el principio de una larga tarde. En ese momento, toda su vida, todos esos ocho meses conmigo, pasaron fugaces, como cuando dicen, que en tu último momento vez toda tu vida a una velocidad de vértigo. Lo subí a la camilla y fue la primera vez que me miró fijamente a los ojos. Me quedó petrificada, fue la primera vez en ocho meses, que al mirarme sentí miedo, un miedo de esos que te calan hasta los huesos, de esos que te cortan la respiración, de esos que te vacían por dentro, hasta no dejar nada. Le cogieron una vía y le pusieron anticoagulante. No dejaba de sangrar y los minutos cada vez pasaban más lentos. Los veterinarios me dijeron que no me asustase, que iba a estar bien, que las hemorragias eran muy escandalosas, pero que luego no eran nada. Le pusieron adrenalina en la nariz, para que no se durmiese, pero él no dejaba de sangrar. Todo estaba teñido de rojo, de ese rojo miedo que hace que todo deje de funcionar. Me miraba como pidiéndome ayuda y yo no sabía que hacer, me apetecía gritar, volver a los días de Abril, dónde todo era fácil, me apetecía estar en ese momento dando un paseo con él y que pasase entre mis piernas inesperadamente para así hacerme sonreír. Pero la realidad era muy distinta. Completamente errónea. Todo el mundo desapareció de aquella sala, para que el se tranquilizase y en ese pequeño instante, posó su cabeza sobre mi hombro y quise morir, como desaparecer. Justo ahí, supe perfectamente lo que ocurría, se estaba desangrando. No dejaban de ponerle anticoagulante, pero él seguía mal. Les pregunté infinidad de veces si se pondría bien y me contestaban con un sí mientras que sus ojos reflejaban tanto miedo como los míos. Los minutos seguían pasando y la hemorragia no cesaba. El veterinario entró de nuevo en aquella habitación y volvió a repasar paso por paso.
Le abrió la boca y las encías aún tenía buen aspecto, para la gran cantidad de sangre que estaba perdiendo.
No sabíamos de dónde provenía la hemorragia y me dijo que no sabía si dormirle, porque si tenía dañado el cráneo, en muchas ocasiones similares a la suya, no despertaban. Comencé a llorar desconsoladamente, me sentía más sola que nunca y una de las razones que me hacían ser, se estaba desangrando frente a mis ojos, y yo sin poder hacer nada. Me dijo que se iría quince minutos para que se tranquilizase y así no sangrase tanto. Otra vez a solas. Tenía pánico, un terrible pánico de que volviese a mirarme. Se tumbó completamente sin dejar de sangrar y yo seguía sin saber que hacer. Estaba completamente empapada, miraba mis manos y todo me parecía irreal, no lograba comprender cómo había llegado hasta aquel lugar, hasta aquella situación tan, tan inexplicable. Alex seguía fuera, ignorando todo aquello que yo estaba viviendo dentro. Me apetecía salir corriendo de allí, me apetecía irme lejos y que nada de aquello fuera real, pero conforme pasaban los minutos, todo se iba viendo más y más claro. Volvieron los veterinarios y las enfermeras y volvieron a abrirle la boca, intentaron fijarse en cada detalle y descubrieron que en el paladar, al lado del último molar, tenía un agujero de centímetro y medio, por dónde mi pequeño llevaba perdiendo sangre cinco horas. Me enseñaron dónde estaba el problema y me culpé mil y una vez por no haberme dado cuenta antes. Maldita sea. Me dijeron que lo meterían en quirófano para pararle la hemorragia y ver los daños. Le agarraron el cuerpo y yo me encargué de mantener su cabeza erguida para que no se atragantase con la sangre. Lo posamos sobre la sala de operaciones y él mismo se tumbó. Se enroscó sobre sí mismo y me miró, yo intenté hacer todo lo posible para que no bajase la cabeza, pero forcejeó y la posó sobre mi vientre, como cuando era pequeño y ser dormía. Le pusieron la anestesia y se quedó dormido. Yo salí de la sala, esperando una salvación, algo que le hiciese salir de esta. solo tenía ocho meses. Le expliqué todo a Álex y nos sentamos a esperar. Al cabo de media hora el veterinario me dijo que la mordedura le había perforado una arteria y que llevaba muchas horas perdiendo sangre, que podía tener el cráneo roto, que el bazo estaba comenzando a fallarle y que a causa de estar tanto tiempo perdiendo sangre, podía tener mas hemorragias internas. Nos dijeron que teníamos que elegir, entre una vida infeliz o la muerte. Fue la decisión más difícil de mi vida, fue algo que nunca pensé que tendría que plantearme. Alex salió fuera, conmovido por la situación, y yo, en la sala de visitas, con sus latidos de fondo, firme el consentimiento de anestesia. a las diez y media del día once de julio, mi perro, Rocco, falleció a los ocho meses por la mordedura de otro perro. Me lo dieron en una caja envuelto en un plástico negro. Lo metimos en el coche, fui a casa, cogí las llaves del campo y me dirigí a el. El camino fue catastrófico. Alex y yo llorábamos desconsolados, sin creernos lo que acaba de pasar. Veníamos de vacaciones hacía unas horas, nosotros sólo queríamos a nuestro pequeño. Llegamos al campo y cogimos un pico y una pala. Serían alrededor de las once de la noche. con las luces del coche para ver, Alex picaba y yo sacaba fuera la tierra. Medimos un par de veces la profundidad del agujero y nos dirigimos al coche a por Rocco. Cogimos aquella caja dónde se encontraba una gran porción de felicidad que nos había hecho ser mejores personas en aquellos ocho meses. Lo sacamos de la bolsa con mucho cuidado y lo posamos en el suelo. Aún permanecía caliente. Alex le besó la frente y yo le dí los nueve besos que le daba cada día, con la diferencia de que esta vez serían los últimos. A las doce menos cuarto de aquel día once, lo enterramos y nos fuimos.  Sólo han pasado cinco días y desde entonces no dejo de verle en todas partes.
Era lo mejor que pudo pasarle a mi vida. Pero que duró muy poco. Aún no me acostumbro a no nombrarle o a recordar que ya no está. Todo me resulta complicado, si no está él para hacerlo más fácil. Puede que no entendáis mi dolor, pues muchos pensaréis que tan solo es un animal. Pero hay veces que los animales, pueden entenderte muy bien, no hace falta que hablen, con mirarte ya saben lo que te ocurre. Rocco tenía la capacidad de hacerle sonreír a todo el mundo. Ahora es algo, que tengo que conseguir sin su ayuda.
Le echo de menos, mucho de menos.


Estés dónde estés, me haces ser mejor persona mi pequeño.



Fuiste y serás lo más importante de mi vida. Te quiero y nunca dejaré de hacerlo.

domingo, 10 de junio de 2012

Qué mierda eso de que las emociones te superen.

# Últimamente no sé, si es el tiempo el culpable, o quizás sea este ambiente tan contaminado de tristeza el que nos impide ir bien. Te has ido hace unos días, tres, para ser exactos y siento que hace más de una semana que no sé de ti. Dicen que las relaciones se llenan de una monotonía continua de la que, a veces, nos cuesta salir. No sé si esto es una monotonía en nosotros y sinceramente, si es verdad que lo es, prefiero ignorarlo. Prefiero ignorar todo aquello que nos dañe o nos haga débiles, no por que no quiera afrontarlo, es que en estos días no tengo mucha visión de futuro y quiero dejar al miedo olvidado, como lo está ahora.
Veo que no valoras todo lo que intento aportarte, o eso es lo que me haces ver... Será porque estoy con la regla o simplemente porque es la mera verdad.
Y llegas con tus problemas y te los soluciono sin pedirte nada a cambio, sólo que estés conmigo y que me hagas feliz como hasta el momento, y cuando menos me lo espero y más te necesito, coges y te vas, te vas y me dejas tan frágil como todo ese tiempo que estuve sin ti. Me queda una gran semana por delante, la semana que decide mi futuro y en vez de estar, te vas, te vas lejos, dónde el amor no importa tanto, dónde yo no estaré tan presente en tus minutos como de costumbre y dónde a ti no te importan los kilómetros, porque cayeron en el monte de tu olvido. No quiero reprocharte nada, pues no soy quién para juzgarte, pero yo me he sacrificado por esto, también por mis estudios, pero no me fui, porque siempre me dices que me voy cuando avanzamos y al irme, se vuelve a enfriar esta relación. Y no me fui por ti, no me fui por que te quiero más que a nadie, porque para mí siempre eres y serás lo primero. Pero me duele, que ayer no me dedicases ni 20 minutos sabiendo que te irías, sabiendo que cada vez que vamos a estar tiempo sin vernos y me voy, yo siempre te concedo ese tiempo a ti. Que con esto no quiero reprocharte, te vuelvo a repetir, pero son cosas, suspicaces quizás, las que hacen que esto pierda esa magia, ese sentimiento o sensación que un día le dimos.
Sólo espero que lo pases bien, que disfrutes como un chiquillo pequeño, que me eches de menos si tu tiempo te permite tal capricho y si no, tranquilo, nos vemos pronto;

viernes, 1 de junio de 2012

Disfrutemos de la cordura a medias..



_ Que no sepa que decirte cuando vienes con esa fuerza a mi vida. Que me ruboricen tus miradas infinitas o que me quede con ganas de vivir en las curvas de tu corazón. Que no sepa a que saben las mañanas en las que no estás y que el café sea desnatado sin las dos cucharadas de latidos, de esos que nunca me canso de escuchar. Que la vida sea tan puta como de costumbre, pero que hasta ella eche de menos las sonrisas que la hacía parecer más simple. Que las caricias sean el mejor pasatiempo para la tristeza y que un domingo sea el mejor día de la semana, sólo por el hecho de tú lo pintas con las curvas de tus lunares.
Que el universo sólo sea un ápice comparado con tus ojos y que me sienta protegida cuando tus brazos me arropan. Que me hagas el amor entre las ilusiones del mañana y que las nuevas sensaciones recorran nuestra piel haciéndola más suave por momentos....



Que no sepa cómo actuar, cuando el ritmo incontrolable de sus latidos se adueñe de mi vida...

La razón de mi existencia;



Fuertemente, te quiero mi amor;

Por tu singular incandescencia, hoy brindo por tí;




# El olor a café recién hecho por las mañanas de mamá. El olor a mi piel bajo la ducha o el sonido de las gotas cuando llueve. La sensación de los viernes a las dos y media de la tarde o la nostalgia de un domingo a las diez de la noche. El olor a gasolina. A tierra mojada. A leña seca. La emoción al levantarte un sábado a las tres y media y haber dormido más de ocho horas seguidas. Que se me pongan los pelos de punta cuando él me besa suavemente la nuca. O la extraña y reconfortante sensación que recorre todo mi cuerpo cuando alguien con quien tengo poca confianza me haga cosquillitas en la espalda. El colacao de las 8 de la mañana ni muy frío ni muy caliente, justo con tres cucharadas y media. O los cascos a tope en un jueves como hoy. Las palabras de tus sabios abuelos y las preocupaciones de tus padres un sábado a las doce de la noche. La incertidumbre de tus hermanos pequeños y la experiencia de los mayores. La manía que tengo de soñar cuando estoy triste y el pavo repentino que no viene a cuento.
Esas y muchas más sensaciones, son las que tú traes cada día a mi vida.

Que tu silencio pase por mi vida y de cunclillas se cuele en mi mente, siendo una melodía inaudita por compases a destiempo;

Hasta doler, te quiero;




_Ninë;

martes, 29 de mayo de 2012

Siempre nos quedará París;

# Despertar en París, mi querida París, la que todos llaman ciudad del amor...Abrir los ojos lentamente, y recobrar el sentido de todas las partes de mi cuerpo. Parpadear en una milésima de segundo y sentir esa insaciable sensación de su respiración tras mi nuca. Sentir como esa indefinible sensación se apodera de cada una de mis terminaciones nerviosas, provocando un ligero temblor en mis piernas y estremecerme, al corroborar que ese es el motivo por el que vivo intensamente cada día. Darme cuenta un segundo después que su corpulento brazo rodea mi cintura y termina en mi mano entrelazada con la suya.Girarme lentamente con miedo a despertarlo y que me esté esperando con la mejor de sus sonrisas. Acercarse lentamente y besarme, de una manera a la que no me tiene acostumbrada, haciendo que la ropa estorbe por momentos.
Que las líneas que delimitan sus labios definan un sentimiento puramente inaudito. Que de nada me valgan las promesas, cuando con amaneceres así, las supera con creces. Que me quiera irracionalmente y me demuestre un día a día real. Que me venda sueños por suspiros y los cumpla en un leve pestañeo. Que me haga llorar de las alegrías que colman mi vida desde que él está en ella y que le haga cosquillas a mis días nublados para que así sonrían intensamente.
Que me falten motivos por los que cada día le quiero de esta manera y me sobren razones para enamorarme de él a cada instante. Que el tiempo no pase para nosotros y si lo hace, que sea siempre a su lado. Que me de latidos por doquier, de esos que recomponen al corazón y lo dejan como...como nuevo. Que recorra cada resquicio de mi cuerpo con la mirada y seguidamente se muerda el labio inferior con esa mirada de pícaro que nadie iguala.
Que me deje en casa y nos despidamos con nueve besos, que le tire un beso al aire y me ponga celosa porque ese beso perdido lo añoraré toda la noche, cuando mis sábanas huelan a él y mi ropa lleve las arrugas de sus abrazos.

Sensaciones nuevas por latido, sonrisas por doquier, felicidad en estado puro, y amor, muchísimo amor, de ese que cuando llega, purifica el alma.







Gracias por hacer que todas mis mañanas amanezcan sobre París.


#Inquebrantablemente, te quiero mi amor;



_Niné;

domingo, 25 de marzo de 2012

Sólo quiero tu nombre en mi universo;

- Quiero ser tu rutina preferida, quiero que te encante cuando te miro sin que te des cuenta. Quiero vivir en tus brazos para estar en contacto con tu piel a cada instante. Quiero que me cuentes el secreto que esconden tus ojos o a qué sabe tu piel exactamente cuando sales de la ducha. Quiero estremecerme cuando tus piernas se enrreden con las mías y pasar la noche junto a ti, con un sólo latido. Que me despiertes a besos por la mañana y que me dejes desayunar un pedacito de tu corazón. Que desentones mientras tus dedos corretean por mi espalda, y que sonrías con la espuma del café como bigote. Que no sepas a qué saben mis noches y te mueras por mis días sin ti. Que eches de menos mi manera de caminar y que tus manos no parezcan las mismas sin mis dedos entrelazados en ellas. Que te pierdas en mis sábanas y que el amor sienta envidia de las sonrisas. Hacerme enmudecer con tus caricias y que le pongas nombre a mis lunares.Que no exista nada mejor, que el universo que esconde el lunar del oeste de tu cara. Que pierdas el sentido por el tesoro rojo de mis uñas y que te vuelvas cuerdo en cada palpitar. Que el compás no predestine la noche, que la tarde sólo sea un aperitivo, que no sueñes, por que según tú, soy tu sueño real cada día. Que no quieras un invierno sin mí y ese calor a las seis de la mañana en mi almohada. Que las noches de París en primavera, parezcan más reales cuando estoy contigo. Que tus sonrisas ahuyenten mis miedos y que el cielo no sea un límite para nosostros.
Que me des de ti lo que menos te guste, y que para mís sólo sea un detalle más de toda esa magia que te compone. Que lo más lejos que pueda estar de tí sea a tu lado y que tu amor sea el protagonista de mi vida.

miércoles, 25 de enero de 2012

Juguemos a estar juntos mucho más allá del tiempo;




# Juguemos a ese juego en el que el amor nos encuentra. Juguemos a eso de perdernos uno en el otro, al de aprendernos cada recoveco de nuestra piel y a dormirnos sin silencios. Juguemos a eso de ser felices, donde la diferencia sólo sea la virtud de una monotonía ambigua. Juguemos a eso de besarnos durante horas, de estar pegados y respirar acompasados. Juguemos a eso de ser un sólo latido a eso de buscarnos cuando perdamos la mirada en el tiempo. Juguemos a eso de reír, donde el mayor placer es contemplar algo tan extraordinario como la alineación de nuestras manos, encaja de una manera que va más allá de la perfección. Juguemos a no tener miedo, a confiar. A saber que si no me encuentro hoy, mañana estaré en ti como la mejor de las sensaciones. Juguemos a vivir, a vivir de verdad hasta el último ápice que componga esta dichosa vida.

martes, 10 de enero de 2012

Someonelikeyou;

#Se le quedan cortas las palabras.


Ella, mi HER, la persona que ha estado en mis peores momentos y en los mejores. A quién le debo cada una de mis sonrisas y toda mi temeraria felicidad.


Quién me ayuda a seguir o la que me da el empujoncito necesario para aguantar un poco más.


Porque eres increíble hasta el último ápice que te compone. Porque sabes que sin tí no puedo, que como tú no hay dos.


Gracias por ser tú quién está a mi lado. Gracias por momentos como éstos. Por formar parte de mi vida. Gracias por las sonrisas y esos ratitos que aún nos quedan por vivir siempre JUNTAS.

Posdata: PROMETIDO.


Esta noche dime que me quieres.




# Me gustaría viajar a un lugar que nadie haya pisado jamás. Ser musa de todo arte y la inspiración para un poeta como él. Me gustaría oírle cada una de mis mañanas habitando este mundo y que sus caricias fuesen deleite de mi piel. Me encantaría perderme entre sus sábanas y ser la causante de sus mejores sueños.

He de decir que soy fan del tiempo, de aquel que no es perdido. Soy fan de un entrañable abrazo o de sus labios mojados bajo la lluvia. Soy soñadora hasta lo inimaginable. Soy fan de sus miradas o la ternura que le envuelve enteramente. Soy fan de los sueños imposibles que luego llegan a alcanzarse. Soy fan de la vida. Pero sobre todo soy fan de él, de él y de todo lo que le hace ser.


Soy fan de sus caricias. Soy fan de su cariño o de su voz por la mañana. Soy fan de su cuerpo y de cada poro de su piel. Soy fan de su boca y de sus palabras.
Soy fan de su amor por mí y de cómo con una sonrisa cambia todo mi mundo.
Soy fan de él hasta dónde no existen límites.

Miedos.

# Tengo miedo. Miedo de irme. De alejarme de ti. Tengo miedo a que te alejes mucho más de lo que los kilómetros nos separen. Tengo miedo a que tus miradas no sean las mismas para mí. Miedo a que tus latidos no se oigan. Miedo a que hullas de mi vida. Miedo a caer en tus olvidos. Miedo a dejar de ser tu luz o que seas esa llama que se apague con la primera brisa de la dificultad. Tengo miedo, miedo a que todas estas palabras caigan en tu olvido.Miedo a que te olvides de cada sueño o cada logro juntos. Miedo a que no aguantes, a que tus fuerzas se vean presas del desfallecimiento. Tengo miedo a que te escapes o simplemente a que te escondas dónde nunca podría encontrarte. Tengo miedo, miedo de que vuelvan a fallarme. Miedo de invertir mi vida en un tiempo perdido. Tengo miedo a darte lo que nadie ha tenido jamás de mí al 100% y que no sepas valorarlo. Tengo miedo de que vueles lejos de aquí. Miedo a que no sepas cómo reaccionar cuando yo no esté. Miedo a que caigas en esa terrible tentación llamada por unos labios o por la misma droga. Miedo a que no seas el mismo. A que hasta tu mismo te pierdas de ti. Que no sepas cuidarte como yo haría. Miedo a tu desaparición, a tus silencios. Tengo miedo a tus mentiras o a tu verdad a medias. Tengo miedo de que te vallas. De quer te vallas para SIEMPRE. Tengo miedo de tus arrepentimientos, a tus: ''ya no es lo mismo''. Tengo miedo a tus: ''Eso no va a pasar nunca'' o a tus: '' No voy a soltarte nunca''.
Tengo miedo. Miedo a irme de aquí y que tú te quedes...Y que cuando yo vuelva..Nada sea como un día lo dejé. Miedo a que todo se esfume y yo no haya tenido la opción de poder rescatarlo.
Tengo miedo de tí y de mí. De tí por que te olvidarás y de mí...Por que quizás estés más presente en mí que nunca.