# El olor a café recién hecho por las mañanas de mamá. El olor a mi piel bajo la ducha o el sonido de las gotas cuando llueve. La sensación de los viernes a las dos y media de la tarde o la nostalgia de un domingo a las diez de la noche. El olor a gasolina. A tierra mojada. A leña seca. La emoción al levantarte un sábado a las tres y media y haber dormido más de ocho horas seguidas. Que se me pongan los pelos de punta cuando él me besa suavemente la nuca. O la extraña y reconfortante sensación que recorre todo mi cuerpo cuando alguien con quien tengo poca confianza me haga cosquillitas en la espalda. El colacao de las 8 de la mañana ni muy frío ni muy caliente, justo con tres cucharadas y media. O los cascos a tope en un jueves como hoy. Las palabras de tus sabios abuelos y las preocupaciones de tus padres un sábado a las doce de la noche. La incertidumbre de tus hermanos pequeños y la experiencia de los mayores. La manía que tengo de soñar cuando estoy triste y el pavo repentino que no viene a cuento.
Esas y muchas más sensaciones, son las que tú traes cada día a mi vida.
Que tu silencio pase por mi vida y de cunclillas se cuele en mi mente, siendo una melodía inaudita por compases a destiempo;
Hasta doler, te quiero;
_Ninë;
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