martes, 12 de abril de 2011

Cambios;

Cuando somos niños soñamos con cosas pequeñas, sencillas: un helado de fresa, una muñeca que llora y hace pis, o esa bicicleta que tiene el vecino del cuarto. Cuando nos hacemos mayores, nuestros sueños cambian con nosotros, y se vuelven complejos, igual que nosotros... Y de repente, la muñeca de trapo se combierte en un vestido nuevo, con el que cruzar un oceano de diez mil metros de altura para deslumbrar a tu marido en un viaje sorpresa. Pero los sueños se rompen en pedazos cuando se topan de frente con la realidad, porque la realidad a menudo es radicalmente distinta a como uno cree que es, las personas no siempre son lo que aparentan ser, ni las relaciones, ni mucho menos los sueños... Y esa realidad es la que se encarga de poner a cada uno en su sitio. Lo que uno cree que es negro, puede ser blanco; lo que uno cree que es blanco, probablemente sea de todos los colores del arcoiris. Uno sabe como empiezan las cosas, pero nunca sabe como terminan.

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