martes, 12 de abril de 2011

Tú, y ese todo que te da sentido;


¿Te han dicho alguna vez que es encantadora la sonrisita que pones cuando vas a estallar de satisfacción? Sí, hablo de ese gesto que te hace indiferente. Esa carita de ilusión desenfrenada cuando todo está saliendo bien.
Has aparecido, así, sin decir ni una sola palabra, y realmente me encanta. No quiero que seas como los demás, es decir. Solo comernos a besos y desayunarnos las mañanas. No quiero que tengamos que hablar de nosotros, solo quiero… Quiero esos ojitos que pones cuando algo te come la cabeza. ¿No te lo han dicho nunca? Son exactamente una pieza de arte. Los entreabres y quedas cabizbajo y haces ese gesto de “como si nada estuviera pasando” que a mi, me vuelve completamente loca. Puede que hasta ahora sea la única que se haya fijado en tus pequeños detalles, pero dime como puede ser que ninguna otra se haya parado a pensar que es lo que te hace tan impredecible. No estás cómodo, pero te quedas ahí y lo que te hace aun más mágico. Cuando estás callado y alzas la mirada, y quizá misteriosamente tus ojos y los míos se juntan y… sobran las palabras.
Existen un millón de cosas que me encantaría hacer contigo, simétricas e interminables, pero entre tú y yo no existe lo especial. Te quiero.

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